Feministas italianas y activistas LGTB contra vientres alquiler

Un grupo de feministas italianas, junto con escritores, actrices, actores, incluso defensores de los derechos de los gais, han firmado un llamamiento para la total prohibición del «útero de alquiler». Nos negamos a considerar como un acto de libertad o de amor la»maternidad subrogada», afirman, y piden a la Unión Europea que prohíba esta práctica.

Entre las firmantes del manifiesto están las actrices Sonia Bergamasco, Stefania Sandrelli, Micaela Ramazzotti, el director de cine Giovanni Soldati, los actores Fabrizio Gifuni y Ricky Tognazzi, el presentador de TV Claudio Amendola, intelectuales como Joseph Vacca, Peppino Caldarola. Incluso han firmado las monjas Ursulinas de Casa Ruth de Caserta, y Aurelio Mancuso, defensor de los derechos de los gais y expresidente de Arcigay.

El texto del llamamiento, publicado en la página web Chelibertà, dice: «Nos negamos a considerar la»subrogación» como un acto de libertad o de amor. Esta práctica no está permitida en Italia, pero los clientes italianos pueden encontrar en otros países una mujer que geste un niño para ellos. «No podemos aceptar, sólo porque la técnica lo haga posible y en nombre de supuestos derechos individuales, que las mujeres vuelvan a ser objetos a disposición: ya no del patriarca, ahora del mercado. Queremos que la subrogación sea prohibida, dice el llamamiento.

«Nos negamos a considerar como un acto de libertad o de amor la maternidad subrogada»

«El recorrido de vida que una mujer y su futuro hijo realizan juntos es una aventura humana extraordinaria. Los niños no son cosas para vender o para donar», sostienen los firmantes. «Somos favorables al pleno reconocimiento de los derechos civiles de gais y lesbianas, pero decimos a todos, también a los heterosexuales: el deseo de tener hijos no puede convertirse en un derecho que hay que conseguir a toda costa».

«Ningún ser humano puede ser reducido a medio. Nosotros miramos al mundo y a la humanidad inspirándonos en este principio fundamental de la civilización europea. Hacemos un llamamiento a las instituciones europeas «Parlamento, Comisión y Consejo» para que la práctica de la maternidad subrogada sea declarada ilegal en Europa y se prohí­ba en todo el mundo», concluye el manifiesto.

Deseo no es derecho

El nudo gordiano del tema, afirma la periodista Annalisa Cuzzocrea en el diario La Repubblica, está en la diferencia entre deseo y derecho. La directora de cine Cristina Comencini afirma: «Una madre no es un horno. Siempre hemos dicho que la relación entre el niño y la madre es una relación que se crea. Concebir que el derecho a tener un hijo pueda llevar al uso del cuerpo de mujeres, que a menudo carecen de medios, y es por esto venden a sus hijos, reconduce a las mujeres y a la maternidad a una relación no cultural, no profunda.

«No podemos aceptar que las mujeres vuelvan a ser objetos a disposición».

Fabrizia Giuliani, profesora de filosofía del lenguaje y diputada del Partido Demócrata explica: «El tiempo de gestación no es un tiempo mecánico, ese niño no es un objeto, esa mujer no es sólo un cuerpo, porque nuestro cuerpo somos nosotras».

El problema es que, como denuncia el diario Avvenire, sobre las feministas anti maternidad de alquiler ha caído la acusación de homofobia. Monica Ricci Sargenti, una periodista que publica en el blog  del diario Corriere della Sera, ha sido amenazada con una denuncia por homofobia al Unar (Ufficio Nazionale Antidiscriminazione Raziale). El crimen de la periodista ha sido publicar un artículo sobre el útero de alquiler acompañado de una foto de una pareja de hombres españoles con un niño en brazos conseguido a través de maternidad subrogada en la India. Según Giovanni Bianchini, del grupo LGTB de Varese, la foto se publicó aposta para provocar comentarios homófobos por parte de los lectores. (Para curarse en salud, el Corriere ha suprimido el artículo en su página web.)

Todas homófobas

«Estoy anonadada, comenta Monica Ricci Sargenti. Desde hace muchos años sigo el debate sobre los derechos civiles, tengo muchos amigos de las comunidades LGTB y Arcoíris. Lamento lo que está sucediendo, es una especie de chantaje sociológico. Si uno expresa un pensamiento contra el útero de alquiler, se le etiqueta como católico integrista y homófobo. «¿Es posible que en este país, si uno dice que un niño tiene derecho a un padre y una madre, lo pongan en la picota? ¿Todavía está vigente la libertad de expresión?».

Otra periodista, Paola Tavella, ha sido acusada también de homofobia por la misma razón.

La respuesta a las feministas contrarias a la maternidad de alquiler ha sido acusarlas de «homófobas».

Ni las lesbianas se han visto libres de críticas: la pareja homosexual femenina puede procrear, mientras que la masculina no, y «no es justo discriminar las parejas en base al género», se ha dicho. El diario Avvenire se pregunta si el histórico activista gay Aurelio Mancuso será también homófobo. Mancuso es contrario a la maternidad de alquiler: «por una constatación: el deseo de tener un hijo no se traduce en un derecho», y una convicción: no es «éticamente lí­cito que para satisfacer el (legí­timo) deseo de paternidad se utilice el cuerpo de una mujer».

Para Avvenire, lo que está emergiendo es la batalla, que ya se observa en Estados Unidos, entre el pensamiento feminista y las organizaciones homosexuales masculinas, «muchos hombres gais no les gustaría la postura largamente compartida del mundo feminista según la cual es una falsa paridad la que se quiere establecer entre hombres y mujeres sobre el nacimiento de un hijo».