El País del 1 de mayo publicaba un artículo sobre los vientres de alquiler que es un claro ejemplo de periodismo tendencioso, de mal periodismo, y que más bien parece un publirreportaje financiado por cualquiera de los muchos negocios que van naciendo cerca de este nuevo nicho de mercado.
En primer lugar, el artículo incumple una norma básica del periodismo al abordar una cuestión muy controvertida en la que numerosas voces, muchas, muy diferentes y muy cualificadas se manifiestan completamente en contra de la legalización de esta práctica y no se da entrada a ninguna de ellas. No se menciona ni una sola de las objeciones que desde el punto de vista de la justicia, de la ética, de la política, de la igualdad etc. se manifiestan contrarias a que se abra otro mercado en el que se mercantilice (aun más) el cuerpo humano, en este caso de las mujeres, así como sus capacidades reproductivas. Leer más